sábado, 7 de junio de 2008

Esteros del Iberà(aguas que brillan)

Reserva Natural del Iberá
Los esteros del Iberá son uno de los humedales mas ricos en diversidad biologica de nuestro planeta.El primer Centro de Interpretación se encuentra al borde de la Laguna Iberá, a pasos de la Colonia Carlos Pellegrini. Ahí vas a encontrar la casa del Guardafaunas, baqueanos de la zona (antiguos mariscadores) que con una experiencia única, se incorporaron como custodios de la reserva, asesoran a los visitantes y por sobre todo, evitan la depredación. También hay Salones de Exposición y Proyección, en los que se cuenta con material de interpretación gráfica, como paneles fotográficos, maquetas y otros elementos que informan sobre la geografía, clima, flora y fauna, etc. Alrededor de la construcción, hay senderos de interpretación, abiertos a través de los montes naturales que permiten observar interesantes especies de flora y fauna.
Los esteros y lagunas del Iberá son uno de los ecosistemas mas ricos de todo el país. Con el objetivo de preservarlo, el Gobierno de la Provincia de Corrientes creó el 15 de abril de 1983 la Reserva Natural del Iberá, por ley 3771. Según ella, sus límites son: al norte, la RN 12; al este la divisoria con los afluentes de los ríos Aguapey y Miriñay; al oeste la divisoria con los esteros, arroyos y afluentes del Paraná y principalmente el Batel-Batelito y al sur, la continuación de la divisoria del este, que separa el sistema de los afluentes de la margen derecha del Miriñay y al norte del Pay Ubre, con una superficie aproximada de 13.000 Km2, que significa el 14,6 % del territorio provincial.
El sistema del Iberá está formado por la gran masa de vegetación de los esteros, con gran capacidad de retener agua, y las precipitaciones pluviales, que aportan anualmente entre 1200 y 1500 mm. De esa enorme cantidad de agua recibida, menos de una cuarta parte deriva hacia el río Paraná, a través, del único desague superficial del sistema, el río Corriente. De lo demás se encarga la alfombra vegetal por transpiración metabólica y la evaporación directa, favorecida por la relación entre su gran extensión y escasa profundidad.
Aproximadamente entre el 20 y el 30% de su superficie son lagunas bien delimitadas; estos espejos de agua son más de 60 y alcanzan una profundidad de entre 2 y 3 metros y las costas en su mayoría están constituidas por embalsados. Las lagunas más importantes son: Luna, Iberá, Fernández, Trim, Disparo, Medina y Galarza. Los embalsados tienen origen en los camalotes, sobre cuyo entretejido vegetal se deposita tierra aportada por el viento y arrastrada en suspensión por el agua formando así una primera capa que posibilita el arraigo y crecimiento de distintas especies de planta, incluso árboles. Constituyen por lo tanto verdaderas “costas flotantes”, sus desprendimientos dan lugar a islas flotantes cuyos movimientos son dirigidos por el viento y las corrientes. Como decíamos, en los sectores más firmes pueden incluso sostener vegetación arbórea (laurel, ceibo, curupí) aunque las asociaciones de pajas son ampliamente dominantes (totora, pehuajó, espadaña, paja brava y otras). Los esteros son depósitos de agua estancada, con una profundidad que varía entre 1 y 3 metros, cubierto por una cantidad de plantas acuáticas, que surgen muchas veces desde su fondo, con pajonales en los bordes; o bien son formaciones flotantes que ocultan la superficie del agua como los embalsados y los camalotales. Estos últimos se forman en los esteros y en las orillas de ríos y lagunas. Están compuestos por plantas flotantes como el aguapé, irupé, el repollito y la lentejas de agua. Otro de los ambientes geográficos propios de la región lo constituyen los bañados formados por la acumulación temporaria de agua, que cubre la superficie de las zonas más bajas en las épocas de lluvias abundantes. El agua se escurre hacia los arroyos temporarios o es absorbida por el suelo, queda solo en las lagunas permanentes, en los lugares más profundos. Cuando ocupa bajos casi planos que dificultan el drenaje normal dan lugar a la formación de un mal piso conocido localmente como malezal.
Especies vegetales: Desde el punto de vista fitogeográfico tres provincias botánicas abrazan el sistema: el espinal (distrito del Ñandubay) desde el sur; el Chaco Oriental por el oeste (con quebrachal y algarrobales, palmares, sabanas y esteros) y la provincia Paranaense (con selvas mixtas y “campos”) por el norte. Por tal circunstancia es posible hallar entre sus brumosos límites formaciones florísticas tan diversas como camalotales, juncales y embalsados, dentro de las comunidades acuáticas; palmares de yatay o palma colorada, selvas en galerías e isletas de bosques higrófilo (que tiene la posibilidad de absorber y exhalar humedad) con elementos del Chaco Oriental y la selva misionera, (lapacho negro, higuerón, urunday, viraró, timbó, laurel negro, quebracho blanco, guaviyú, etc.) dentro de las comunidades arbóreas y pastizales, cardazales y pajonales, dentro de las terrestres y palustres. En general, sobre la superficie, de las aguas, se pueden ver: irupés o nenúfares, camalotes, lentejas, repollitos, lirios y jacintos de agua y helechos pequeños. Sobre el embalsado, pajonales achiras, yuyales y pequeños árboles de suelos húmedos como los sarandíes, laureles, y el pehuajó o totora grande. En las islas se observan algunas especies agrupadas en cierto número, como, por ejemplo, de ombúes, hierba gigante, a la que se la considera originaria del Iberá y en las costas del estero se encuentran: jacarandáes y lapachos, ceibos y sauces, curupíes y timbóes, guayabíes y urundays, espinillos, etc. Entre las palmeras son comunes las yatay, pindó y caranday.
Especies faunísticas: Hay mamíferos, aves, reptiles, batracios, peces y también insectos. El representante por excelencia de la zona es el yacaré, el negro de hocico angosto y el ñato u overo de hocico ancho; aunque también encontramos la boa del agua o curiyú; el lobito de río, el coipo parecido a la nutria; el carpincho, que es el mayor roedor viviente; el ciervo de los pantanos, uno de los ciervos autóctonos más bellos del país, el osito lavador o aguará popé; el lobo de crin o aguará guazú; corzuela roja y parda; monos carayás o aulladores; gato de los pajonales y monteses; zorros grises chicos; zorrinos; además de hurones, comadrejas, liebres, vizcachas; armadillo negro o tatú, peludos, mulitas, cuises, ratones de campo, tucu-tucos y lagarto overo; lagartijas, tortugas, boa de las vizcacheras, ñacaniná, boa constrictora; víboras de coral, cascabel, yarará, etc. Se pueden observar también centenares de especies de aves, su abundancia y colorido, atraen inmediatamente la atención de quien visita este lugar. Inmensos cardúmenes de pequeños peces nadan en los cursos de agua, junto a tarariras. anguilas, palometas o pirañas, bogas, sábalos, bagres, dientudos, etc. Al caer la noche resalta en el ambiente la actividad de los anfibios, entre ellos, los hilidos y el gran sapo buey o cururu y finalmente no podemos dejar de hacer referencia a las multicolores mariposas entre las que se pueden identificar las morpho.
Clima: El clima, de la porción central de Corrientes y área que preponderantemente ocupan los esteros, es templado cálido, con una temperatura media anual de 20º C. Las más copiosas lluvias se registran en otoño y el caluroso verano, correspondiendo la menor precipitación a los meses invernales. Según estimaciones, el aporte pluvial devuelve al sistema una cantidad de líquido equivalente a la que se evapora, cálculo que subraya su decidida influencia climática. La primavera es la época ideal para visitar la región.

Colonia Carlos Pellegrini, laguna Ibera, Provincia de Corrientes, Republica Argentina
Es primavera y los esteros del Iberá desbordan de vida. La flora explota en mil colores e incontables verdes y la fauna muestra su variedad de la manera más generosa que pueda imaginarse. Aquí no hay temporadas altas o bajas pues todo el año es oportuno, pero antes del estivo y después del invierno parece haber un pico de belleza
La calidad de los servicios hoteleros del pequeño poblado de Colonia Carlos Pellegrini, distante a 120 kilómetros de Mercedes, la ciudad más poblada de la zona, y los alrededores han ayudado, y en mucho, a la consolidación de los esteros del Iberá como uno de los destinos de Argentina más apreciados por el público extranjero.
En el país el destino aún no es muy popular. La provincia de Corrientes, que tiene un encanto tan cautivante, no lo es. Uno de cada nueve habitantes de Mercedes no conoce la laguna del Iberá, epicentro de esta reserva natural provincial reconocida como sitio Ramsar.
¿Quiénes van al Iberá? Viajeros experimentados que buscan reencontrarse con el goce de la vivencia turística novedosa. Si usted desea presenciar la vida como destino turístico, éste es su próximo destino.
Algunos números ilustran el panorama: allí conviven 1.400 especies de plantas, 25 de mariposas, 350 de aves, 125 de peces, 60 de mamíferos, 40 de anfibios y 60 de reptiles. Es el territorio de la serpiente más larga de Argentina, la boa constrictora cariyú, de 7 metros; también del mayor cánido del continente, el aguará guazú, de 1,70 metros de largo; y del roedor más pesado del mundo, el carpincho, de 75 kilos. También del ciervo más grande de Sudamérica, el de los pantanos, de 2 metros de longitud; del mono carayá, el más grande de América y el más ruidoso del mundo (consultar libro Guinnes) y del máximo anfibio del país, el sapo cururu, de 20 centímetros, que no sólo come insectos sino también aves.
En Carlos Pellegrini
En Colonia Carlos Pellegrini se puede hacer una excelente base para salir a explorar este humedal, el más grande de Argentina. Este pequeño poblado de 700 habitantes cuenta con excelentes alojamientos. Se accede desde Mercedes transitando 120 kilómetros de ripio. No es recomendable hacer ese tramo sino en camioneta o 4x4; si no se posee este tipo de vehículos, mejor contratar este servicio provisto por los mismos hoteles. Si el trayecto Mercedes-Pellegrini se hace durante el atardecer se puede tener un buen presagio de lo que vendrá: vizcachas, carpinchos, ciervos, perdices y zorros se cruzan insolentemente por el camino. En el viaje se advierte la lejanía del paisaje, plano, inmenso. Un puente ruidoso cruza un brazo de la laguna y dispersas luces hacen saber sobre la presencia humana. Casas de adobe y algunas bonitas hosterías y posadas. Un bar poco concurrido y nada más que naturaleza.
Tras la noche fascinante, las primeras horas de sol son las mejores para navegar las aguas de la laguna Iberá. También para cabalgar, pasear en carros, caminar en la selva, navegar, andar en bicicleta, son múltiples las posibilidades que se presentan para vivir esta increíble aventura, de allí que vale echarle un buen vistazo a las propuestas que cada establecimiento tiene como oferta.
Sobre las aguas que brillan
Los paseos embarcados constituyen el meollo de la cuestión. Pueden contratarse en todos los alojamientos. Una vez abordo, bastan sólo unos momentos para que se puedan recolectar fotografías a granel. No es para nada difícil avistar el primer yacaré negro. La facilidad con que estos reptiles pueden observarse y la increíble quietud de su asecho sorprenden a cualquier visitante.Lo yacarés overos son menos frecuentes pero también su población viene en franca recuperación. Estas especies han encontrado buenos incentivos para reproducirse luego de que la caza se prohibiera y muchos de los cazadores locales se convirtieran en guarda-parques. La reproducción natural también ha animado a otros animales autóctonos. No cuesta trabajo deleitarse con algún ciervo de los pantanos; incluso suele vérselos en manadas de generosa cuantía.Los carpinchos se han transformado en un símbolo regional y posan sin enfado junto a las personas que desean una fotografía en su compañía. Estos roedores de simpática fisonomía han proliferado a montones y se cree que su población comienza a ser excesiva, sin embargo se ha notado que, enfermedades y plagas mediante, la naturaleza tiende a nivelar el número de individuos.El Iberá es un Edén. El agua no escasea y la flora prolifera en infinitos formatos pincelando el paisaje. Las amapolas de agua, al despuntar el sol, salpican de amarillo la superficie de la laguna y los camalotes hacen lo mismo con su preciosa flor lila y alegre. Juncos y pastos abrazan sus raíces entre sí y conforman interesantes islas flotantes que quedan a la deriva y, más allá, algunas palmeras cortan el horizonte junto a otros árboles donde reposan, a veces tranquilos, los monos carayás.
Entrados a la laguna los motores se apagan y la embarcación se empuja con el "botador", una larga tacuara que permite deslizarse entre canales y embalsados. Entonces se tiene la sensación de estar dentro de un aviario. Hay pájaros de todos los colores, y de todos los tamaños. En la zona se han registrado 350 aves, pero el catálogo sigue creciendo.
El mundo de los alados
La excursión acuática también puede hacerse de noche, cuando con una rasante haz de luz sobre la superficie del agua pueden descubrirse los ojos rojos y brillantes de los yacarés. El sol del mediodía cambia la situación. Ahora por la costa andan confianzudas ipacaas, unas coquetas gallinetas correntinas y muy un birdwatcher apunta con su cámara a una preciosa garza bruja que no teme la presencia tecnológica. Si se sale al campo en una cabalgata o con un guía el avistaje será muy fecundo. Se podrán encontrar algunas joyitas del birdwatching, como el tordo amarillo, la monjita dominica, el cardenal amarillo y el yetapá de collar.
Alejandro González, de Posada de la Laguna, es un especialista en la materia. Tiene un extraordinario archivo, está muy bien documentado, y no deja faltar, jamás, del mostrador de la recepción unos buenos binoculares para quien desee salir a en busca de las más preciadas imágenes de pájaros exóticos.
El valor de la naturaleza
Pellegrini es un pueblo que carga con una historia reciente –menos de 100 años-, pero ilustrativa. Sus primeros pobladores fueron gentes de sangre guaraní que encontraban sustento en la fructífera laguna de las “aguas que brillan” (eso significa iberá en lengua nativa). Pero la venta de pieles, cueros y plumas apenas justificaban la tarea de caza. La pobreza tenía condenado a un pueblo que, como tantos otros de Argentina, se desangraba con la emigración de sus jóvenes. Hoy la pobreza sigue mostrando su rostro, pero hay una diferencia. Ahora los jóvenes no emigran y Pellegrini mira al futuro sin bajar la frente. En 1983, al crearse la Reserva Provincial que ocupa 1,3 millones de hectáreas, cerca del 14 % del territorio correntino, muchos de los cazadores locales se transformaron en guarda-parques. Recibieron las bondades del empleo público pero aconteció también que los animales comenzaron a procrearse, se instalaron los primeros establecimientos hoteleros y los turistas no tardaron en llegar, y con ellos, el trabajo y la esperanza de una vida mejor.El turismo ha enriquecido la vida de Pellegrini. Recientemente, se inauguró un centro de interpretación y que aporta infraestructura al lugar. Unos 30 kilómetros antes de llegar a Pellegrini hay una estancia que recibe a los turistas. Como otras, tiene caballos, carruajes antiguos, cocina casera y muchas de esas particularidades que definen al turismo rural de Argentina. Pero allí, la peonada está integrada por un grupo de biólogos que tiene la determinación de devolverle al Iberá el esplendor que siempre tuvo y el que siempre tendrá si continúan los esfuerzos hasta ahora realizados. Es Estancia Rincón del Socorro, la "Most Exciting Eco-Resort Of The Year", según criterio de la guía inglesa Tatler Travel. Su decoración, su gastronomía, la atención de la gente encargada de la recepción, todo es impecable allí. Hasta su escuela, a la cual concurren dos maestras y ocho alumnos, hijos de personas que trabajan en la estancia, tiene un encanto particular.En Rincón del Socorro los turistas pueden saber sobre las acciones de conservación ambiental que se están planificando como la reintroducción de osos hormigueros, animales volvieron a pisar los esteros tras décadas de haberse extinguido de la zona.
Para que los visitantes se lleven una mejor impresión de la vida en los esteros, en Rincón del Socorro se están implementando unos programas especiales que combinan su estadía con Estancia San Alonso, ubicada en la soledad de la isla Paraná y atendida por un matrimonio isleño, local. Se llega tras diez minutos de vuelo en avioneta. Quien pueda realizar este “paquete” quedará impactadísimo de la belleza correntina.
Un adelanto: promediada la primavera en San Alonso se podrá participar de una de las cabalgatas más apasionantes que puedan realizarse en el país. Se llegará a desde Concepción Ver aquí. Hará falta un día de marcha; incluso habrá que nadar por un estrecho y hondo canal de agua tomados de la cola del caballo, como si se estuviera navegando por las venas profundas del Iberá, como si se estuviese siendo empujado por la fuerza de la vida.











4 comentarios:

aixa dijo...

hola!!!!!!
lio soy
Aixa
bueno...
ta bueno tu blog el mio no tiene casi
nada
bueno
mis
blogs son
aixlovely96.blogspot.com
educavial008.blogspot.com

Anónimo dijo...

hola laio muy bueno este blog,aprendi cosas que no sabia.chauuuuuu besosss

Anónimo dijo...

hola kapo!!! que bueno tu blog,esto de las aguas que brillan me gustó más lo de anonimo genial!! un anonimo jaja

Anónimo dijo...

Genial tu blog,me sirvio mucho para mi practico.Abrazos Pablo Bs AS